Bien sabe Dios que una de las modalidades de menor que menos he frecuentado -de alravanes, gangas, sisones u ortegas, etc, mejor ni hablamos pues han sido puras casualidades- esa ha sido la caza de acuáticas. Mis capturas siempre han sido en plan: "Hay una bandada de azulones en el pantanillo tal, ¿Vamos a darle careo a ver si cobramos alguno?". Por eso la historia que hoy os cuento constituye una excepción.
Hace muchos, muchos años, de pura casualidad como veréis, tuve la ocasión de cazarlos "a lo bestia" en un entorno tan privilegiado como los lucios y arrozales del preparque de DOÑANA. La experiencia no solo resultó rocambolesca y divertida, si no que se nos dio extraordinariamente bien. He aquí su pequeña historia.
Os lo dejo escaneado directamente de Trofeo pues se publicó el pasado mes de julio, y el proceso es el de siempre: Pinchad en AQUÍ para acceder al artículo. Como poco, espero que os resulte refrescante antes de entrar en "lo denso" de la temporada.
Un fuerte abrazo a todos y besos para las señoras.