Manuel Mialdea Lozano
Bienvenido a mi Blog. Un pequeño espacio donde compartir nuestra común afición a la caza y al campo. Gracias por visitarme

miércoles, 8 de julio de 2015

UNA MONTERÍA REDONDA Y UN TRUCO QUE MUCHOS DESCONOCEN.

Amigos todos y seguidores de mi Blog:

   45º en el termómetro de la estación meteorológica del aeropuerto... que son como mínimo 3 menos que en Córdoba capital al estar cerca del río y en zona de regadío. Guacharros (que así llamamos aquí a los pollos de gorrión), muertos en el parque al pie de mi casa, caídos de los arboles simplemente asfixiados...y lo que es insólito: También pollos de mirla, con lo que aguantan esos bichetes.
   Miro las predicciones y la cosa no bajará de los 40º al menos en los próximos 15 días. ¡Dios mío, como lo van a pasar los animales en el campo! Pena me da y me temo un "pequeño" desastre.
   Yo me subo a Las Mesas, en unión de mis buenos amigos, 10 días a partir del día 18 con ánimo de pescar bass y rallar como está la finca...y también tiemblo si no mejora la cosa. En fin, ya os contaré.    Ahora vamos a lo que toca, aunque no se como me saldrá esta entradilla porque estoy "amorcillao", como los venados con un tiro de codillo instantes antes de rodar.



   El artículo que os dejo aquí se publico el mes pasado en CAZA MAYOR y os lo cuelgo por partida doble; en primer lugar debidamente escaneado, y después, como me se torpe en estas artes informáticas, copiado directamente del documento original en word. Fue una montería de allá por el año 1989 dada en la mancha del Espartero, de la finca La Cruz del Madroño, en Almodovar del Río, aquí cerquita como el otro que dice.


      A la izquierda Curro Spínola. A la derecha Rafa Carranza, un amigo que ya nos dejó.

El día fue uno más de los poquitos que salen redondos, sobre todo por la compañía de ese gran montero y mejor persona que es Curro Spínola. Sí que quise aprovechar, ya que se me vino al majín, contaros acerca del viejo truco de sacar los perros de la mancha cuando está sopada de marranos, y dejar a las escopetas colocadas en sus pasos, ¡Funciona, ya lo creo que funciona! Pero claro, hoy en día, con tantas prisas y disparidad de "protomonteros" se ha vuelto impracticable salvo en contadísimos manchones que se echan entre un puñado de amigos bien avenidos. Y aquí lo dejo o me voy a repetir más que la migas si no se riegan con un buen vino tinto y mucha agua y bicarbonato en el zurrón
   Recibid mi mejor abrazo veraniego y besos para las señoras.
   Lolo Mialdea
   En Córdoba a 8 de julio de 2015





Una montería redonda y un truco que muchos desconocen

La Cruz del Madroño. Mancha del Espartero (29-1-89)

                                                                                                        Lolo Mialdea
                                                                                                        Lolo Mialdea@gmail.com


Curro Spínola y un servidor nos habíamos puesto de acuerdo en aquella ocasión para compartir puesto y en mi ánimo no pesaba, de momento, más que echar un buen rato en tan grata compañía. Luego pesaron dos factores: Sacamos un buen paso y la mancha estaba atestada de cochinos.
El puesto en cuestión, el 4 del cierre de la Cruz de Paquito Martínez, era perfecto en  distancia de tiro y agarre de monte para los marranos, lo que nos hizo concebir ciertas esperanzas de tirar, aunque la finca no era por entonces ninguna “virguería”.
Pero fue el caso que nada mas soltar comenzaran a oírse tiros por todos lados, sobre todo por debajo de nosotros. Entonces y dadas las circunstancias empezamos a tomarnos en serio aquel cachondeillo.
En la junta habíamos echado la moneda al aire y me tocó a mí tirar primero - dentro de lo que permiten los cochinos, pues se sobreentiende que si el otro ve la oportunidad de tirar con garantías, el primero no ha de molestarse - por lo que estaba más que pendiente a los acontecimientos.  Sin embargo, cuando quise darme cuenta tenía una marrana grandota parada en unas lastras con solo unos espartos tapándola, y ¡a solo 30 mts! Como llegó hasta allí sin que la oyéramos sigue siendo inexplicable para mí. Solo le puse la cruz en el codillo, tiré de gatillo y calló redonda. ¡Bien empezamos!, me dije, ¡Y facilito!
                 -¡Bien matada, Lolo!, exclamó Curro.
                 -Venga, que te toca y esto está que arde.
Pasarían como 10 min. y una ladra avisaba de que algo se nos acercaba. Pronto oímos el romper de monte y saltó otra animalita del estilo de la mía, pero más baja y lejos y a ¡“caraj.. sacado”! Curro la puso a rodar de un magnifico balazo de su Mannlincher 300 WM.
                 -¡Joer, que tiro, Curro!
                 -¡Toma nota!, me replica el muy cachondo.
                 -¡Como entre otra te vas a enterar, Buffalo Bill!, le contesté exultante.
Otros 10 min. y un tarameo anuncia la entrada de otro cochino, este faldeado de abajo a arriba. Me entró a cascaporro y lo pude tirar mucho antes, pero como ya no lo salvaba ni la Santísima Virgen, esperé el momento propicio recreándome en tan bella estampa. Al final se paró entre unas chaparreras y los 150 grains de la “RWS H Mantel” del BRNO .270 la dejó en el sitio.
                 -¡Coño, Curro, que media hora!, ¿Entraran más?, le dije nerviosito y sobreexcitado.
                 -¡Joer!, en este plan, ¿Quién sabe?, ¡A mí me va a dar algo!
Y todo esto nos pasaba a dos monteros con muchísimos tiros encima, y es que como la montería no hay nada para sacarte el corazón por la boca.
Terminó aquello y no tiramos más, pero hasta que nos levantaron del paso seguimos en tensión y lo pasamos de put.sima madre.
Días como este en que confluyen varias circunstancias, como lo inesperado de los lances y el buen rollo entre amigos, son los que hacen de una montería normal en una especial e inolvidable.

Si aquel día llega a haber un Capitán de Montería competente y saca los perros del monte  dejando las posturas en su sitio un par o tres horas más, se matan el doble de cochinos, pues es bien sabido que los marranos que se han quedado maroteados en la mancha, empiezan a salirse solitos cuando creen que todo ha terminado y no queda un perro ni perrero en lo espeso. Es al cabo de un buen rato cuando empieza un continuo chorreo de tiros que no para mientras haya tíos en sus puestos y solo se levantan los monteros porque se echa la noche encima.

Viví una de estas en la Umbría del Gato allá por los 70, donde dada la certeza de que estaba sopada la mancha de cochinos, Antonio García-Arevalo, más conocido por entonces por “El Primoroso”, el organizador, dicto estas instrucciones. Yo iba con la escopeta, y recuerdo que mi tío Andrés, al que acompañaba, tiró un cochino enorme durante la montería y luego, tras un buen rato y en absoluto silencio que se nos pidió, cobró dos marranos mas como el casi todo el mundo. Diego Canals, compañero de clase entonces y amigo aún, puede dar fe de lo que digo, que el mató un marrano con la escopeta del .20 que llevaba. Lástima que los que cobró mi tío entraran largos y no los pudiera tirar yo con la escopeta. Pero claro, aquellos eran otros tiempos… Se cobraron, en lo abierto entonces, más de un ciento de marranos y un buen puñado de venados, algunos muy buenos. Lástima no tener fotos de aquello.

Me parece que ya está todo dicho, pero por si acaso alguien no ha cogido los últimos comentarios, he de decir que “La PACIENCIA es la madre de todas las ciencias”.

Lolo Mialdea
En Córdoba a 2 de diciembre de 2014